
Poema de EL ORDEN DEL DÍA
.
Zapatos negros, suela de goma,
pantalón vaquero,
displicente y rutinario abrazo al periódico.
El pelo un poco más largo
¿camiseta blanca?
Era Él.
Se alocó a buscar un taxi,
Ella no volvió la cabeza.
De espaldas lo acompañó en el trayecto.
Su expresión era airada y madura,
Había ganado con el desamor.
Y ¿ella? Al fin pudo transitarlo
con serena frialdad
pero en el último momento...
no hubiera resistido mirarlo a los labios.
Surcos húmedos de a tu lado me sentí bien.
Después brotó la esperanza,
tal vez un día no más,
una copa y un café,
que se sepa: te amé.
Lo amo tan hondamente impotente
que lo llevo en mi piel, que soy él.
Y explicarnos los dos,
Y sentirnos papel
sin historia de ayer,
y narrar sólo acción y lugar,
que el poema de amor barra el tiempo de la narración.
.
(Poema integrado en la novela de Ezequiel Pérez Plasencia El orden del día, Santa Cruz de Tenerife, Editorial Benchomo, 2008)
Me ha gustado mucho, tiene un ritmo trepidante. Brillante.
ResponderEliminarSuscribo, Carmen, totalmente tu opinión.
ResponderEliminarEs uno de los poemas que más me gustan de los que aparecen en esa novela tan atípica y arriesgada que es 'El orden del día' y que hoy concluyo con placer.
ResponderEliminarGran poema y gran novela.
ResponderEliminarGran poema y gran persona sin duda
ResponderEliminarSí, sin lugar a dudas.
ResponderEliminarLamentamos mucho su ausencia.