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¿Existirá aquel hombre idéntico
a sí mismo, el hombre sobrio y manual
al que arrojé del libro y de los libros
y revierte, aguardo, de la frase al pie,
se yergue en su posible, ataja a grandes
voces la escalera, roza con su hombro
los visillos y las lámparas del siglo,
concatena pálido rencor y larga
el puño que fulgura y teme trunco
en mis cabellos, nítido vapor
como reguero fucsia, agrio portento
el desalojo de lo riguroso
y nudo que acarrea, pobre torso,
pues refila y cruje alucinado?
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(Poema extraído de la revista digital Realidad Literal, AÑO IV - N.º XVI- 2004 )
Vaya preguntaza, por más que la leo y enfoco bien con las gafas puestas, no doy discernido nada que se parezca a una respuesta. Portentoso!
ResponderEliminarUna gran pregunta de difícil respuesta. Gracias por el comentario, Orola.
ResponderEliminarnecesidad de comprobar:)
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