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MARÍA RAMÉNTOL




UNA VENA ROTA EN EL CEREBRO AFIRMA QUE HAY MANCHAS QUE SE RÍEN DEL JABÓN

Tengo los ojos encallecidos,
las manos líquidas,
y una vena rota en el cerebro que afirma
que hay manchas que se ríen del jabón.
Te dejas ver
sólo cuando los semáforos cambian de plumaje
durante las tardes parturientas,
cuando es la hora
de internar a los ángeles en desgracia
y hay siempre un velatorio en llamas.
¿Cuánto necesito para despertar intacta?
la virtualidad se termina cuando el sentimiento
recupera sus articulaciones,
a los grados justos para soportar el hielo.


(María Raméntol, Caligrafías indecibles, Proyecto de resistencia cultural, 2012)

ANTONIO RIGO





En la noche se  me disparan los latidos
y noto como una cosa en el cuello
que me dificulta la respiración,
pero sobre todo, la sensación
de que te ha de venir o llegar
súbitamente algo, un ataque,
el dolor, un desmayo.
La inmediatez de la vida y la muerte.


(Antonio Rigo, Masticando adelfa. Poesía reunida, Ediciones la Baragaña, 2012)

ANDRÉS GARCÍA CERDÁN


VERDE

Las cosas van muy bien últimamente.
La casa está ordenada. El corazón
late a un ritmo brutal. Tus sueños tienen
el desenlace ágil que quisieras.
Has encontrado algunos libros nuevos
y aprendes y descubres y despiertas.
Disfrutas de tu tiempo. Te dedican
canciones en los bares y te buscan
para sitios de culto. Desayunas
en Londres o en Venecia. Te protegen
de la desdicha y de la soledad
las musas, que además pagan las copas.
Tú lo agradeces todo. Las palabras
se presentan sin avisar y dicen
esas cosas hermosas de la vida.
Y la gente te quiere. También tú
te entregas a los otros como nunca.
Hay una chica que te ama y vas
a esa orilla del mar como una ola
de alegría. Te ven llegar las calles,
se echan a tus pies sin ningún límite.


(Andrés García Cerdán, Carmina, Náusicäa ed., 2012)

LAURA ROSAL




VUELVO AL ORIGEN


Vuelvo 
Como un animal herido.
Como un poeta
Con la mano en la garganta.
Vuelvo.

Estoy donde debo.

Y sin embargo, nada me pertenece.
No es mío este jardín.
No estas ventanas sin respuesta.

Y entonces, el vino no me salva
Y el origen es sólo
Un cerrar los ojos.
Mirar al vacío, desafiante.

Dejar caer la vida,
Rogarle que no duela


(Laura Rosal, en Luna Miguel [ed.], Tenía veinte años y estaban locos, La Bella Varsovia, Córdoba, 2011)

LUIS BAGUÉ QUÍLEZ



LA VIDA TE HARÁ TRIZAS

La vida te hará trizas,
pasará sobre ti como un tornado,
te marcará la frente con la espuela
de plata de los años,
y, con la soga al cuello,
acabarás bailando
ante cualquier espejo
la danza ritual de los ahorcados,
porque el futuro suele

tener cambiado
el paso.

Hazme caso, resuelve tus asuntos.
Hazme caso, muchacho.
La vida te hará trizas,
como lo hizo con tantos.
Y a los viejos errores
acabarás llamándolos
pasado.


(Luis Bagué Quílez , Página en construcción, Visor, 2011)

MILOS DE AZAOLA



REPIQUETEA LA LLUVIA SOBRE EL REPLICANTE (REPOSICIÓN)


 El rumor de la lluvia me hace pensar en ti
el agua que discurre por las calles
es el tiempo que se escurre entre mis dedos
los momentos se suceden como gotas que caen
empapando mi corazón agrietado
los últimos segundos contigo, agitados
son las primeras lágrimas del aguacero
lloran conmigo las nubes
sabiendo que tú ya no subes
las resbaladizas escaleras al cielo
sabiendo que tú ya no sabes
cuál es el camino que lleva hacia arriba
cae la lluvia, caen los ángeles
me caigo de esta azotea, me cago en dios
calado como un bobo le pido a mi alma:
elévate, paloma blanca
para poder soltar tu carga
y así volar ligero hacia una nueva tierra
lejos de este Diluvio Unipersonal


(Poema extraído de su muro de facebook)

J. JORGE SÁNCHEZ




ARQUEOLOGÍA DEL DECIR


La respuesta,
la naturaleza más adecuada,
más propia si se quiere, 
del decir,
siempre acontece en un lugar.

Un acontecer que,
aunque a veces se sujete
a la decisión,
generalmente la aparta.

Un lugar que no es uno.
Esfera, monolito, valle inaccesible,
espacio clausurado
inmune a la erosión.



(J. Jorge Sánchez, Arqueología del decir, LRVJ Ediciones, 2012)

RICARDO MORENO MIRA


ESE QUE SE OBSERVA AL OTRO LADO DEL ESPEJO NO SOY YO 

ese que me observa al otro lado del espejo no soy yo 
mi cuerpo vive sin mí 
respirando- consumiéndose- oxigenándose 
no soy la sangre ni el tronco vertebral –lleno de savia- 
no soy la médula/tuétano 
ni los músculos duros y elásticos- ni este corazón- 
no soy los huesos recios y rocosos 
no soy el manglar de las costillas 
no soy mi boca 
ni mi piel que envuelve mi carne 

porque 
cuando yo 
no esté 
todas esas cosas seguirán- ahí- 
sin mí: 

muertas 

(Poema extraído del blog El Wrong Side )

ÁNGEL PETISME



POEMAIL 303


Es una piedra interesante mi puto corazón.
Cuando la miras se ilumina,
cuando la tocas, apenas
diez segundos, se pone dura
como un caleidoscopio.

A veces se cree Dios,
el corazón negro del mundo,
con su sonrisa de Sidney Poitier
o Denzel Washington.
Otras un pobre diablo reflejado
en los escaparates de LSD,
quiere crucificarse a sí mismo.

Anda, no me lleves a Urgencias. Acaríciame.
Tápame con tu piel.
Enciende una vela, amor,  
sobre el agua que flota en mis ojos.


(Ángel Petisme, Poemails, Amargord ediciones, 2011)

ISMAEL CABEZAS



POÉTICA

              entre tantos fantasmas, y tan solo
                 JUAN COBO WILKINS

                Deja que los demás discutan acerca de mi dolor
                mi dolor es ahora de dominio público
                MALCOM LOWRY

Hombres que regresan con la camisa sudada
a una habitación de alquiler donde nadie les espera
y tras la voz automática y el breve sonido de la señal
sólo aguarda una vez más el horror del silencio,
lágrimas de una delgada chica adolescente
que espera sentada en una incómoda silla
de plástico blanco vencida por el peso
de tantos que esperaron antes igual que ella,
iluminada por la luz espectral de la muerte,
esa luz tan blanca de los hospitales y los tanatorios,
la madre con ropas de domingo que visita
al hijo que ha sido derrotado por la vida
besado por sucios y fríos labios de plata,
se sienta en el borde de la cama
y acaricia con sus suaves dedos el espeso cabello negro,
oscuro como la más antigua melancolía,
el cigarrillo que la camarera enciende
tras su último turno en la madrugada de febrero
antes de subir a su vieja motocicleta,
la soga deshecha de los ahorcados
como una negra amapola que ha sido deshojada,
los ajados y amarillentos cuadernos
olvidados en un viejo cajón que ya nadie abre
donde trazaste tus primeras letras
y escribiste por primera vez tu nombre,
esos maderos podridos
en las aguas negras de la noche,
son las palabras, la poesía.


(Ismael Cabezas, Paisaje para un ciego, Colección Abalorios. Poesía, 2009)

BATANIA




EL MUERTO


Lo que cuesta mantener a un muerto,
lo que gasta en trajes y dentistas,
lo que agota llevarlo a la espalda
de Atocha hasta Argüelles,
si alguien supiera,
el muerto a cuestas, 
todos los días,
lo que cansa vestir
los zapatos del muerto,
las camisas del muerto,
la bufanda del muerto,
si alguien me oyera,
cómo me suena el muerto,
cómo me llora,
cómo me roe, 
cómo me grita
a trueno y rompepierna,
cómo me paso las noches
sin hacer un verso
porque no quiere el muerto,
porque no me sabe,
porque no se le ocurre,
no se me inspira,
si alguien entendiera,
lo que cuesta decir
sin pasar por loco
que mi padre vivió
sesenta y siete años
como un jilguero de nieve,
ningún clavo, ninguna tuerca,
ninguna mancha,
si alguien creyera,
y desde que vive
muerto
me obliga y me retuerce,
me ordena y me llama el muerto,
me apunta y me requiere,
siete años ya,
si alguien pudiera...


(Poema extraído de su blog Batania.Poeta neorrabioso)

ANTONIO SOTO

Antonio Soto y Joaquín Piqueras.


LA CITÉ UNA TARDE LLUVIOSA


La cité una tarde lluviosa de otoño
en una cafetería con escasa luz
y poca gente.
Y me ofreció su lengua
con sabor a café y a tabaco.
Luego, bajo la lluvia,
me la llevé a una pensión de mala muerte,
y allí perdimos la noción del tiempo.
Poco importaba entonces
que cayera el mundo
o que aquella vieja cama
se hundiera en el infierno.
Sería más tarde
cuando se encendió la luz
en nuestros cerebros
huyendo como ladrones bajo la noche.



(Antonio Soto, Lolitas, Espartaria, 1999)

IVÁN RAFAEL


UN POEMA DE AMOR Y VEINTE VERSOS DE MIERDA


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
(Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Pablo Neruda)

No puedo escribir un poema de amor esta noche
y recitarlo luego como un balance de cuentas.
Las cifras tiritan en los paneles de la Bolsa
alumbrando una noche con las estrellas en venta.
Los pretendientes pujan debajo de los balcones
cantando serenatas en la jerga financiera.
No puedo escribir un poema de amor esta noche.
No puedo escribir que me siento como una cartera
donde tu eres un valor repartiendo dividendos
con un saldo positivo entre ganancias y pérdidas.
Que tus manos dan rentabilidad a mi producto
aumentando el rendimiento del flujo por mis venas.
Que tus labios son una oportunidad de negocio
si amplías tu demanda para colocar mi oferta.
No puedo escribir un poema de amor esta noche
aunque abras tu sesión y repunte mi tendencia.
Aunque nos fusionemos y coticemos al alza
y mi capital de beneficios entre tus piernas.
No quiero escribir un poema de amor esta noche
sino veinte versos de mierda.

(Poema extraído de su blog Voz de tiza)