La muerte es un ser literario que, por encima de todas las
cosas, odia las historias mal contadas o resueltas con precipitación.
No cree en dios: cree en la retórica.
De ahí su predilección por la guadaña, cuya hoja curva mata
dando un rodeo.
(José María Cumbreño, Diccionario de dudas, Calambur, 2009)
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