UNICA ZÜRN
(I)
Todo esto ya
existió: otros hablaron de ellos. Tú te
acuestas con
tu cuerpo incendiado y fangoso, esquí-
vas el
calambre, la mancha, los hilos encontrados,
mientras
alguien muy cerca te engulle, cuida de ti,
te cría en
el vacío / mientras alguien dice a tu madre
cuál es tu
verdadero nombre.
Lo que había ahí también era vida,
otro de sus
Cantos remedados. Lo que había ahí,
en el ciclo del
hierro, en la forja: tu pulpa en
manos del verdugo,
apenas un arco entre lo material y
la hipótesis.
¿Qué sucedería si el deseo fuera
cierto y fecundo, qué
sucedería si tu boca fuera tragada
por la suya? Se
cerraría entonces el colapso impar y
roto del miedo,
la extrañeza de quien ama solo a los
aparecidos.
(II)
sombra sombra sombra
placa entre placas
desnivel
de mi hueso en la tierra
chirrido de las aves
santidad del verbo y de la pústula
santidad de las lenguas que se esconden
en mi lengua
yo que he guiado mis pasos
hacia el eje
yo
la escogida
a quien han hablado los cristales y las hojas
yo
la gran ensimismada
la que surca la materia espiral de un pensamiento
la que unge los espejos de rasguños
la que vivió una vida más alta
y murió una muerte más pura
(Laia López Manrique, La
mujer cíclica, La Garúa ,
2014)
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