LUCES DE HUMO
Si el azar me da permiso
para entrar de soslayo
para entrar de soslayo
en tu noche dormida,
te iluminaré con la misma luz tenue
que tu rostro encendía en el bar.
Tu rostro blanco
pero no sin marcas,
frío pero no ajeno,
etéreo, cercano.
Tu beso,
agazapado entre el humo,
agazapado entre el humo,
tiritaba de frío,
pero mis labios lo cobijaron
en su saliva de whisky denso.
Tras el después,
tus dos palabras
dejando estéril mi pluma
y huérfana mi voz.
Ahora eres luz
en esta oscuridad,
en esta oscuridad,
deseo en este creador
de paraísos de tinta.
(Poema extraído de la revista La rosa profunda, nº 1, mayo, 2005)
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