MEMORIAS DEL TIEMPO PRESENTE
Cuento mis días por los libros
que no he escrito, las mañanas de derrota,
los paraísos siempre artificiales.
Voy calmando mi sed de plenitud
acrecentando mi sed de vanidad,
vivir un día más
para tener un cigarrillo menos.
Vamos. Date prisa. Te espero
para subirnos a la monotonía.
Cuento mis días por los libros
que no he escrito, las mañanas de derrota,
los paraísos siempre artificiales.
Voy calmando mi sed de plenitud
acrecentando mi sed de vanidad,
vivir un día más
para tener un cigarrillo menos.
Vamos. Date prisa. Te espero
para subirnos a la monotonía.
EPÍLOGO
No creo que haya nada más triste
que mirarte a los ojos
y no verte en ellos.
No creo que haya nada más triste
que mirarte a los ojos
y no verte en ellos.
(Néstor Villazón, Otra maldita tarde de domingo, Vitrubio, 2012)
3 comentarios:
Es el rasgo del malditismo que siempre me ha desarmado. Muy bueno, tìo, muy bueno.
Me quedo con el epílogo
Saludos!
Muchas gracias por subir estos poemas a tu blog, Joaquín. Me alegra que hayan gustado. Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario