EL VÉRTIGO
DE SPIDERMAN
Al Spiderman de
FRAY SPRAY
Dicen que la fe mueve montañas, y yo digo una mierda, que Dios y usted, señor arzobispo, me perdonen, pero nadie mejor que yo sabe que las montañas las mueven las excavadoras, y los concejales, y los constructores, y los pufos y chanchullos que unos y otros amañan en esas cuevas de ladrones que se hacen llamar ayuntamientos…
PEAJE
A veces, cuando vuelvo de dejar a los niños en
la escuela y luce el sol, pienso que ha habido una catástrofe nuclear, unos
días, y otros que estoy en Salou o en Benidorm en un mes de temporada baja. Los
bloques de apartamentos baratos, los árboles desnudos, las tiendas cerradas…
Pero después, al final de ese desierto de calles peatonales, no aparece el
horizonte luminoso del mar o un gran hongo naranja de humo radioactivo, sino
polígonos industriales, descampados con esqueletos de nuevas VPO, el skyline de
piedra de la vieja ciudad; la vieja ciudad, de la que nos echaron; la vieja
ciudad donde quienes viven tiene apellidos viejos y largos y respetables,
apellidos de toda la vida que no se mezclan con los Chumbé, Bulgakov, Benjeloun
que se leen en nuestros buzones…
(Patxi Irurzun, La tristeza de las tiendas de pelucas, Pamiela, 2013)
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