EL JUGADOR
Se
sabe que en el caso de Dios
estamos ante un incorregible jugador de dados
estamos ante un incorregible jugador de dados
Eso
aclara
la paradoja extrema del misterio cristiano
en que Dios
se apuesta a sí mismo contra sí mismo
la paradoja extrema del misterio cristiano
en que Dios
se apuesta a sí mismo contra sí mismo
Y pierde
(Rómulo
Bustos Aguirre, Muerte y levitación de la ballena, Servicio
de publicaciones de la Universidad Complutense , 2010)
1 comentario:
Creo que Dios nunca juega a los dados, y si hay alguien que pierde al final es el hombre.
Saludos.
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