xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx“Je te frapperai sans colère
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxet sans haine, comme un boucher”
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxCharles BAUDELAIRE. Les fleurs du mal.
LXXXIII, l’héautontimorouménos
A pesar de su monstruoso aspecto,
Sabes que el Señor Hyde y tú tenéis
Algún que otro punto en común.
Sin ir más lejos, ambos regresáis
A Baudelaire con pasión,
Cuando toda esperanza de lo terrestre
Y lo etéreo os abandona
(Te golpearé sin cólera
Y sin ira, como un carnicero).
Y recuerda que habéis amado
Al mismo tipo de mujeres:
Criadas de bajo estofa, mercaderes
Y jóvenes putas de mirada herida.
Sin embargo, sólo él lo consigue,
Los dioses sabrán cómo:
Arrancarles todo su jugo,
El escaso que la vida les ha dado.
Tú, por el contrario, no volverás a verlas
Después de vuestra primera cita.
Sabes que el Señor Hyde y tú tenéis
Algún que otro punto en común.
Sin ir más lejos, ambos regresáis
A Baudelaire con pasión,
Cuando toda esperanza de lo terrestre
Y lo etéreo os abandona
(Te golpearé sin cólera
Y sin ira, como un carnicero).
Y recuerda que habéis amado
Al mismo tipo de mujeres:
Criadas de bajo estofa, mercaderes
Y jóvenes putas de mirada herida.
Sin embargo, sólo él lo consigue,
Los dioses sabrán cómo:
Arrancarles todo su jugo,
El escaso que la vida les ha dado.
Tú, por el contrario, no volverás a verlas
Después de vuestra primera cita.
(Ángel Manuel Gómez Espada, Cocinar el loto, La Oficina, 2014)
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