Related Posts with Thumbnails

PABLO GUILLÉN TUDELA

 



A LAS SEIS Y MEDIA DE LA MAÑANA 


El otro día no podía dormir. Eran apenas las dos treinta y dos de la mañana. Me tiré un par de manos de agua fría a la cara, me calcé unas zapatillas roídas por el tiempo, unos vaqueros de más de dos semanas sin lavar, una sudadera con evidentes signos de sudor seca y tampoco me entretuve mucho en peinarme ni nada de eso.


Cuando sales a la calle a las dos treinta y dos de la mañana no sabes muy bien que te vas a encontrar por la calle, por cualquier calle, no importa que subas o bajes o que camines por la acera o que te detengas en todas las esquinas pensando como si estuvieras en un jodido laberinto, qué dirección tomar para encontrar la salida. A veces encuentras gente bebiendo whisky y gente vomitando whisky. Otras, chicas de la vida intentando repostar el depósito casi vació de su vida sin caer en la cuenta que ese tipo de gasolina suele estar adulterada y manipulada por el proxeneta de guardia.

También hay veces que pasas casi por delante de un incendio y te quedas perplejo como arde todo, y todo pasa de pronto a convertirse en nada, aunque los bomberos y la policía hacen su trabajo y todo lo que pueden, pero cuando todo decide quemarse, ni la lluvia, ni los ríos, ni siquiera el mismísimo mar es capaz de apagar una insignificante luz de vela. Y así me di cuenta que la calle es distinta y a la vez es la misma. Recuerdo que el otro día, ahora hablo de otro día distinto, tuve que salir a comprar el pan muy temprano, la calle olía a eso, a pan recién sacado del horno, a gente que descorcha el día con prisas, con desayunos fugaces en la cafetería de la esquina, los barrenderos que barren y escuchan la radio y alguno oyes que dice – cuanto guarro- los camiones de reparto contraen las calles y las hacen mucho más pequeñas, periódicos, revistas, butano, agua embotellada, pilas de pollos, y huevos, y mitades de ternera y cocinas y dvds y estufas y todo eso o algo así. Después cuando llegan las tres y media o cuatro de la tarde las calles descansan un rato muy pequeño.


Y empieza la sesión de cine, el teatro, los niños que salen de la escuela, los bingos abren sus puertas, los clubs casi ya, nunca las cierran. La gente se atrinchera en los bares- empieza el fútbol- y así es como es la vida. Los perros tienen pulgas, los hombres tienen problemas. Y sufrimos de muelas, insomnio, enfermedades venéreas.

Incluso a veces nos deprimimos, como casi todo el mundo y a veces te sientes como si lloraras en medio de la noche. Y es cuando decides de una vez irte a la cama y hacer el amor hasta el alba, aun a sabiendas que no estás acompañado, pero sabes que no es bueno depender de los demás para casi nada, ni para vivir, ni para ser feliz, ni siquiera para masturbarte a las seis y media de la mañana. 


(Pablo Guillén Tudela, Sombras de luz y niebla, Donbuk Editorial, 2017) 

No hay comentarios: