MI
ÚNICO RAYO DE LUNA
He descubierto un pequeño
rayo de luna en mi pelo.
52 años: un solo rayo de luna
en la maraña de la noche.
Le he dado la bienvenida.
Certeza de mi existencia,
canto del tiempo vivido,
nota nueva en el pentagrama
que no desafina.
Avanzo sobre la noche
que me dejaste en herencia.
La luna ha sido más generosa contigo,
te ha prestado su disfraz de venerable.
Yo solo con una medalla entre
los restos de un naufragio rizado.
Mi cana debuta tímida,
sin conocer su valía.
Mi cana, delata mi dolor y tu existencia.
DONDE QUIERO QUE ME TOQUES
Tócame ahí,
donde tú sabes,
donde las bolitas de alcanfor
conservan la herida.
Tócame donde duele,
bésame la cicatriz
que no creaste y que borras
con la letra de tu aria.
Tócame en el tornado,
en las tuercas desengrasadas,
en el óxido que sabe a sangre
tórname música.
Tócame, como si fuera tu primer tacto.
(María Luisa Domínguez Borallo, Epitafios incompletos, Amargord Ediciones, 2018)
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