AL MORIR PABLO MÜLLER
Cuando uno muere falta al otro
su hermosa y oscura mitad.
José Hierro
Al morir Pablo Müller supo que dejaba de ser Pablo Müller
—
esa mitad hermosa y oscura que falta al otro —
y
seguía vivo siendo otro
Pablo Müller deja las palabras a medias
como
restos en un plato de comida
invocando
a reunirse consigo a los muertos
con
palabras pendientes a los no nacidos
Al saber Pablo Müller que al morir uno falta
al
otro su hermosa y oscura mitad
dedujo
que desde aquel uno de marzo en la playa
era
un ser distinto
—
radicalmente distinto —
al
que era antes de la muerte del hermano
Sintió desazón y miedo
durante
años había adoptado una identidad falsa
Entendió entonces los desencuentros
que
lo alejan de otros
—
no eres el de antes —
Sacó de un cajón olvidado
documentos
que lo fijan a un nombre:
una
liquidación de despido
una
vida laboral
una
demanda de juicio
se
preguntó si no suplantaba a alguien
si
era delito.
Tras el desasosiego la culpa: tantos años
usurpador
de otro, usurpador de si mismo — dijo
y
respiró tranquilo: un gesto previo a la serenidad
Pablo Müller se preguntó por el responsable
de
sus desmanes
En cuanto fue capaz de restar la ironía a su pensamiento
se
dejó la complacencia en el cenicero
vio
el oscuro lugar donde eran sus palabras
refractarias
al roce de su compasión y tristeza
frío
agujero por el que se escapa el tiempo
Pablo Müller se dijo que era hermoso ese vacío
que
se alimentaba de su calor y de su nombre.
(Poema extraído de su blog El cuaderno de duelo de Pablo Müller)
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