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FULGENCIO MARTÍNEZ



LA FATALIDAD

La fatalidad es interminable.
Pese a ser buenos aprendices,
aún no estamos seguros
de presentarle una obra maestra.


EL POEMA

En la noche del océano vibra
un  punto vago de luz
y, poco a poco, hacia allí el vuelo
de un pájaro se percibe;
y casi sin darnos cuenta,
atraídos a acompañar su rumbo
con la mirada, amanece.


(Fulgencio Martínez, Prueba de sabor, Renacimiento, 2012)

FULGENCIO MARTÍNEZ



CUENTA FINAL
                                                                  
                                               1
  
                                      Partimos, con la voz caliente,
                                      siguiendo la decisión de hacer
                                      poesía con un resto de luz
                                      que salvamos del pánico.                     
                                     
                                      Poesía en combate y abrazo
                                      con el tiempo de pánico
                                      y ruidoso silencio que nos tocó vivir,
                                      no textos ninfas ni recetarios
                                       para un expositorio.

                                      Poesía iluminadora, no iluminada,
                                      poesía con los mimbres que encontramos,
                                      que no eran nuestros ni estaban en un libro
                                      disponibles en orden alfabético de autores.
                                     
                                      Se nos cayeron de las manos canciones
                                      de juventud, y despacio
                                      tuvimos que ir abriendo los labios de nuevo
                                      sobre las letras y los sonidos de las palabras.


                                             3

  
                                      Como el idealista Robin Hood de Cervantes
                                      o como Rimbaud, fijé vértigos
                                      y levanté en la arena,
                                      pero estuve erguido un momento,
                                      venciendo el pánico y la confusión,
                                      en plena luz y en la plena dignidad
                                      del verso y de la palabra:
                                      y eso es todo lo que importa.       



(Fulgencio Martínez, Prueba de sabor, Renacimiento, 2012)

FULGENCIO MARTÍNEZ


ECOPOEMA CONTRA LA ESCLAVITUD SILENCIOSA DE NUESTROS DÍAS

¡Penas! ¿Quién osa decir
que tengo yo penas? (…)
¡La esclavitud de los hombres
es la gran pena del mundo!
José Martí




Protesta, hombre, contra la esclavitud
silenciosa, la nueva tiranía
del poderoso Don Dinero,
que hoy manda sin mostrar su patita
de tirano: la ciencia y las leyes
creadas para defender su avaricia.
Parece anacrónico y poco
conveniente, en estos días,
reclamar un trabajo digno.
Ten por seguro
que nos quieren mano de obra sumisa,
mal pagada y contenta.
Nuestro cantar, amigo, no es alegre
cuando vemos crecer la fila
de trabajadores en paro,
de obreros con empleo precario,
de jóvenes temporeros urbanos.
Nuestro rimado no es alegre
y el silencio haría
pesar más las cadenas.


El techo de hambres y saliva
sigue ahí, como un muro que oculta
el verde de la higuera, el labio de la luz.
Es cierto que hay otros miserables
y que nosotros podemos comer.
Pero no olvidemos escupir
en la cara a los culpables.
No tengamos miedo de ser mejores.
Nuestras penas personales son aire,
pero nuestro cantar, no es alegre
ni sereno
como los cantares de antes:
Allegados son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.

Nuestro cantar no es alegre, ni triste:
nuestro cantar está
inquieto por llegar a la utopía
de un mundo sin cadenas.
Mientras tanto,
nuestro cantar no puede ser alegre
y vale, lo que vale.

(Poema extraído de la bitácora dirigida por el escritor Francisco Javier Illán Vivas Ágora. Papeles de Arte Gramático)

FULGENCIO MARTÍNEZ


MANIFIESTO SANITARIO
.
CUANDO se presentan esos curiosos
adorables testigos de la edad,
nos sorprenden siempre en mala hora;
borrachos o bien cargados de sal,
perseguidos del zumo de la noche,
en dolor de micción, ante el espejo.
Siempre escogen un vicio desnudo,
el paso más fácil y manifiesto,
para entrar. Y si te defiendes, te acusan
con el golpe más bajo;
analizan, barometran tu cuerpo
hasta denunciar lo aéreo del pecado.
No puedes sino pactar una tregua,
hospedarlos algún tiempo en tu casa
para que aprecien las virtudes sosas
de tu existencia sana.
.
(Fulgencio Martínez, El cuerpo del día, Editorial Renacimiento, 2010)

FULGENCIO MARTÍNEZ

POESÍA ESPAÑOLA (1979-2010)

Cuarenta años

ensimismada,
comprada por metros
en el corral de la crítica,
pusieron su nombre
en la lista
de objetos perdidos.
Los pasos censurados
le dieron la puntilla:
trajeron el cansancio,
la renuncia,
la huída
del compromiso.
Cuando llegó la libertad
a mi país, ya estaba encinta
de poetas ombligados
a guardar silencio
sobre su tiempo crítico.
.
(Fulgencio Martínez, Revista Ágora, papeles de arte dramático, nº 18, 2010)

FULGENCIO MARTÍNEZ

DISECCIÓN DE LA EBRIEDAD

CASI siempre un mero gesto vacío.
Una tela pintada con un barniz malo,
un desorden arreglado con hilo y aguja
prestada por otro correligionario
en la desastrosa baraja de la borrachera:
no alcéis la voz los que en este negocio confuso
permanecéis con dignidad de cisnes
mientras otro paga la cuenta; reparad
en que estáis fuera de control
y que así es más barato ser vulnerable.
Dejarse violar por una muchacha
llamada inspiración, o como se llame
esa que os entrega su cuerpo comprado,
la musa de alcohólicas pupilas de loba.

[Fulgencio Martínez, León busca gacela. Poemas de Séptimo Alba (2002-2008), Renacimiento, 2009]