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LEO ZELADA



TRANSPOÉTICA


Hace demasiado tiempo que me dura esta resaca maldita.
Hace demasiado tiempo que aguanto esta bohemia incansable.
Hace demasiado tiempo que beso en la noche el oculto misterio.
Hace demasiado tiempo mi cuerpo es literatura.

Bajo mis pestañas de nieve hay un eclipse de luna
y una pregunta
¿El tiempo es un vestido negro que el universo se pone para ti?

Todas las madrugadas de regreso a casa
converso con Cervantes y Quevedo en mi calle
y por la mañana me tomo el café con Lope de Vega.

Salgo de mi habitación
pero mi mente desvaría y contempla auroras boreales
donde otros solo ven faroles cenizas.

Como Alonso Quijano no sé qué es fantasía
o dónde acaba la página en blanco.

Baudelaire se sienta ahora en mi mesa.

Poesía es el candor del poema
En cada baño vomito mis versos imperfectos
y en cada barra de un bar
abjuro de un improvisado confesor al cual
religiosamente maldigo.

En la pista de baile danza la esquiva metáfora,
porque la noche es larga y esto recién empieza.

No juegues con palabras que como infalibles gallinazos
acabaran ahogándote en un vaso de vodka y tónica agua.

Con colegas poetas escribo poemas
a cuatro manos en libretas innombrables,
servilletas y bolis de colores,
mientras hablamos de la vida puta y amores funestos
y echamos una risas con unas copas.
Solo entonces logramos hacerle una zancadilla
sorpresa a la muerte y hacerla caer de culo.

Con abrigo y bufanda devoro este ciudad inmensa.

En las plazas convoco a Lorca y Vallejo,
en cada calle angosta discuto con Bolaño
y en un portal le toco el timbre a Borges y lo despierto.

Como un Jaguar en medio de cazadores blancos,
callado espero mi momento para saltar.

Las horas avanzan
como el universo bajo nuestros pies
mientras el licor es ahora mi sangre.

Estoy tan ebrio de poesía que no necesito beber más.
Pero la noche me llama...

Sigamos entonces adelante,
¡Loca, loca, loca poesía!

Hasta sentir el frenesí azul.
Hasta alcanzar las estrellas en peldaños de plata.
Hasta convertir el insomnio en una autopista
de palabras durante la noche.

Hasta contemplar otra vez el mundo con sorpresa.
Hasta ser la poesía misma, polvo interestelar,
hijo de la madre tierra, poesía hecha carne.


(Leo Zelada, Transpoética, Vaso Roto Ediciones, 2016)

LEO ZELADA


UNDERGROUND POET

Basta ya a tanta autocomplacencia. No soy guay. Ni me gusta el buen rollo. Dices que soy borde, porque prefiero la mirada franca y desafiante a lo Marlon Brando, que la sonrisa falsa a lo Penélope Cruz.

Pero qué puedo decirte,

Soy un poeta,

Para tu pijo pensamiento, quizás un muerto de hambre, un vago sin oficio, un alcohólico irredento, un amante ocasional, un marginal sin remedio.

Pero me da igual. Porque el silencio me pertenece.

Porque cuando ustedes se acojonan de miedo ante el relámpago, yo encuentro en el trueno el esplendor de la poesía.

Escribir poesía no es una moda que se me pasará cuando acabe la universidad. No voy a un recital de poesía, por mis 5 minutos de fama.

La poesía es mi puta forma de ver el mundo, es el ardor que atraviesa mi garganta, el humo del cigarro, que va matando día a día mis pulmones, mis pestañas reventadas de cansancio y ónix negro, son mis vísceras repletas de palabras como amebas vivas.

La poesía me ha salvado del abismo. Porque lucho contra la muerte a cada instante, en cada plaza y calle de Madrid. Y en cada verso.

No quiero más oscuridad y lamento, deseo un poco luz.

Escribir no es para mí una pirotecnia verbal o una terapia a través del lenguaje. Esto no es Operación Triunfo. Existe 4 millones de parados y gente durmiendo en la calle, mientras tú hablas gillipolleces en el micro, “poeta”.

El mundo se cae a pedazos y algunos divos creen que están en el diván de sus egoístas depresiones. Que la poesía es show y entretenimiento. No les tengo pena. Yo no caigo en el cuento de la autocompasión. Ni el de tus rimas edulcoradas, ni el de tus rapeos demagogos. La rebeldía falsa que acaba cuando llegas a la casa de tus padres.

La poesía no es un circo.

Si un poeta no habla de lo humano, no es poeta.

Los poetas verdaderos no tenemos vacaciones. No tenemos nómina, no tenemos contratos permanentes laborales, no tenemos piso propio, por qué no le chupamos la polla a nadie.

No tenemos hipotecada nuestra conciencia.

Nos ha tocado vivir una época en crisis, es cierto. Y qué más da, escribiremos entonces nuestros mejores poemas y novelas.

Porque mi vida es una mierda a veces, y sin embargo, aún puedo ver el resplandor detrás de la niebla.

Porque recostado sobre mi balcón, aun puedo vislumbrar el esplendor de las constelaciones.

Los poetas, somos los gatos libres que contemplan con ojos puros la noche.

Somos los guerreros de la palabra que aun bajo el cielo limpio, pueden ver flores amarillas.

Somos el canto de las aves que nos acompaña en las mañanas.

¡Follemos a la crisis!

Y patearemos entonces el culo a dios, y de pasada al nazi papa. Y al sistema capitalista, los mercados, los horarios, SarkozyBerlusconi, Zapatero, Rajoy, Obama, Putin, el tecno-house, el darkstep y el puto Euribor.

Quizás lo perdamos todo.

Pero qué importa,

Pues seremos entonces

Los más grandes perdedores del mundo.


(Texto extraído de la bitácora de Leo Zelada Diario de un Dragón)

VAMPIROS Y POESÍA (II). LEO ZELADA

Opúsculo de un Nosferatu a punto de amanecer

VII

Todo lo dejaste por alcanzar
el amor ingenuo nosferatu y todo lo has perdido.
Clan, familia, amigos, nación.
Ahora eres solo un apatrida excluido del género humano.
La noche es ahora tu hábitat. La oscuridad, el eclipse absoluto
que te alumbra y te acompañará toda tu existencia,
hasta la consumación incólume de los siglos,
como aquellos largos días polares sin sol
y el manto glacial permanente cubriendo el firmamento.


Has visto nacer y morir imperios, cientos de reyes has visto
desfallecer en la inclemencia imperturbable del viento y a la
soberbia raza humana caer consumida por la insomne voracidad
de los gusanos.


Como un judío errante navegaste por el mundo entero,
varias veces. Felices fueron aquellos primeros siglos sin percibir la
intermitente "angustia de morir". Hasta convertirte en lo que ahora eres:
liquen muerto, polvo inorgánico
que trasunta placida tus venas.


No hay sentimientos, eres la contemplación pura.
El hastío permanente y a pesar que varios suicidios intentaste en vano el soplo eterno
volvía a tu sangre irredenta y con ella el terrible dolor intangible del spleen:
“eres consciente de tu terrible inmortalidad".


Hoy la quieres volver a ver, sentirte vivo como al principio y quieres morir, ser libre, amar
"hasta perder el conocimiento", -El lenguaje son extraños pájaros que se lleva el leteo-
sentir la brisa fresca de las mañanas en tu pálido y verdoso rostro, aunque esto signifique por
ultimo el final de tus días.


Hoy lo has decidido, amanecerás contemplando el alba, opúsculo de un nosferatu a punto de un amanecer: "Sabes que el resplandor del sol quemando tu piel te redimirá".
.
(Leo Zelada, Opúsculo de un Nosferatu a punto de amanecer, Lima, 2005)

LEO ZELADA

Underground blues
para Jim Morrison


luna roja
y en la radio la precisa melodía
proyecta tus arpegios endiablados
viejo Jim Morrison
arqueas la cintura
la sensualidad de tus labios
y entre filtros de peyote
y vasos de aguardiente
te diriges peligrosamente
hacia el fin - enciendes el cigarro
alzas la copa de vino
y brindas por ti, por Blake
Artaud, tus oscuros fantasmas
-la mirada extraviada el seco gemido
nadie entiende el descarnado alarido
que parte el cielo en pedazos
la muerte traidora danzando
sobre tu cuerpo
la soledad desnuda en medio del escenario
el baile indio
.
el suicidio anunciado
.
entregando en cada concierto
tu más rotunda agonía
rey de los lagartos.
--
(Leo Zelada)
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