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MANUEL VILAS



LUMINOSO REGALO (Fragmento) 

       Te levantaste y fuiste hasta tu ordenador portátil y pusiste “Lyly Marleen” en el reproductor. Y Ester se reía, lanzaba aullidos, risas, palabras soeces, conjuros, alaridos, gloria y placer, destrucción y carne, delirio, delirio y crueldad. Se transformaba en el demonio con la cara de una virgen. Todo temblaba. No era sexo, era más. Hay más. Pocos han estado allí. La fusión horrible. Allí. Asco y dos seres de rodillas. Dolor y hedor. Martirio y nacimiento. Nacisteis, como un solo ser, lleno de saliva, de sangre, de flujos, de hedores insoportables. Allí. Decidme quién ha estado allí. Allí no quiere ir nadie, pero vosotros sí fuisteis allí. Fuisteis al suplicio. Escúpeme en la cara. Escúpeme en el alma. Escupíos a la vez. Decid “Yesterday”. Y lo decíais. Vuelve a escupirme, para vencer a esa horrible palabra. Nunca diré “yesterday”. Escupe, amor mío. Escúpeme. Come mi hígado. Come mis huesos. Cómeme. Eso os decíais, hagamos el amor con nuestros órganos invisibles, aquellos que nunca han visto la luz. Querías follarte su hígado, meter allí tu polla. Quiero chuparte el corazón, quiero meter mi coño allí, encima de tu corazón. Necesitáis cirujanos que abran vuestros cuerpos y junten vuestros órganos. Lo que ansiáis necesita la alta cirugía del futuro. Querías que tus dientes fuesen sus dientes. Querías que tu vesícula fuese su vesícula. Querías olerle el culo y las axilas hasta el final. Querías conocer todos sus olores. Querías su intestino, su riñón, su esófago, sus vísceras, sus venas. Así folláis vosotros. Nadie folla así. Pero si no follas así, no has estado vivo jamás. Es así. No te bastaba solo con su cuerpo. No te bastaba solo con mi cuerpo. Necesitábamos la autopsia. La mezcla de los órganos, eso es el Amor. Quiero respirar con tus pulmones. Quiero orinar con tu coño. Quiero ver con tus ojos. Tú quieres coger las cosas con mis manos. Tú quieres mi fémur, mis costillas y mi colon. Eso erais vosotros dos. Se confunden las personas, el tú, el yo. Pero ya estaba comenzando el final. Eras una perra hijadeputa, negaste nuestra felicidad. Pensé. Pensaste. Bi, con be, el futuro. 
Sólo la muerte hace el amor con nosotros como yo querría que lo hiciéramos tú y yo ahora, desde dentro, desde la oscuridad: tráquea, hígado, córnea, faringe, epiglotis, páncreas, riñón, oído interno, diafragma, fosa nasal, pupila, bazo, intestino, pulmón y corazón. Jamás veré lo que eres. Jamás lo verá otro hombre y eso te consolaba. Solo la muerte puede amarnos así. Hablarás con ella, con la muerte. Pactarás con ella para que os deje diez minutos de gloria, bajo la tierra. Y eso nos calmará al fin. Y seremos saciados.


(Manuel Vilas, Luminoso regalo, Alfaguara, 2013)

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