AL CAER EL SOL
Nunca lo he visto antes,
pero conozco
a ese hombre.
.
( Si me acercase,
distinguiría en sus ojos,
ese brillo gastado,
como sin vida,
que me recuerda, por cierto,
a los oficinistas
de mi infancia).
.
Pronto se llevará
la cerveza a los labios,
le dará un sorbo,
y volverá a dejarla
suavemente, sobre la barra.
.
Sin prisa. No la hay. No le hace falta.
Nada nuevo va a ocurrir,
y lo sabe. Se encuentra
más allá de la esperanza,
en su perpetuo
atardecer.
.
Conozco a ese hombre, sí,
y me da miedo.
.
A veces, de madrugada,
poco antes de acostarme, me mira
desde el espejo.
.
[Karmelo C. Iribarren, La ciudad ( Antología 1985-2008), Sevilla, Renacimiento, 2008]
KARMELO C. IRIBARREN
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