No muchos mueren
por una casa
en el desierto
o por un árbol seco.
.
No muchos mueren
por cenizas
que fueron fuego,
por el vino
de un rey destronado
o por los incendios
para celebrar
a un caudillo.
.
No muchos mueren
por otro,
cuando las semillas vuelan
y en la primavera
muerte y aves
ennegrecen cielos claros.
.
No,
no muchos.
.
(Thomas Bernhard, Bajo el hierro de la luna. DVD ediciones, 2000. Traducción de Miguel Sáenz)
(Thomas Bernhard, Bajo el hierro de la luna. DVD ediciones, 2000. Traducción de Miguel Sáenz)
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