(París, 1956-Viareggio, 1982). Poeta visceral que a punto estuvo de editar un libro a medias con Joan Miró. Da lo mismo, nunca hubiera superado a la disparatada obra maestra de su muerte: Fabrice rompe con una amiga suya y ella se niega a devolverle unos poemas, así que él se persona una noche en su domicilio, justo cuando ella celebra una fiesta. Fabrice le pide los poemas a gritos pero ella se niega en redondo a devolvérselos. Delante de todos, Fabrice se corta las venas y sale corriendo . Nadie lo alcanza y desaparece en las tinieblas. Al día siguiente, la policía encuentra su cadáver en una avenida de tilos, en las afueras de Viareggio. Lo mejor de todo: pocos días antes, Graveraux envió a todos sus amigos una postal donde aparecía una imagen de la avenida donde moriría desangrado. Su poesía sólo podía ser así, tan instintiva como demencial:
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COMO una fiera en el vientre de éxtasis
junto a las hélices del verbaullido
junto al ápice sinusoidal de afasia
a una pilosidad de estrígidos
el azul de vendimia a cántaros
el sin mácula pez ininflamable fustiga
pánico y virutas cabeza a pies.
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(José Luis Gallero ed., Antología de poetas suicidas, Varios autores, Árdora Ediciones, Madrid, 2005)
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