HOMBRE OBJETO
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El océano trae los nombres al vacío. Untamos los objetos en saliva, aire y carne, y creemos poseerlos en la boca. Mas los objetos ríen, callan y escuchan la ineptitud de nuestro grito.
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El objeto y su idea se dejan arrastrar por el viento y más tarde se tumban en las playas del lenguaje.
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Todo viene y va, está quieto en su cambio. Aprendamos la lección de arena: todo es tránsito, nada cambia, sólo se transforma en superficie. ¿Por qué decir entonces decadencia?
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El océano nos arroja eternamente en el vacío de los nombres para decirnos una sola vez.
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El océano trae los nombres al vacío. Untamos los objetos en saliva, aire y carne, y creemos poseerlos en la boca. Mas los objetos ríen, callan y escuchan la ineptitud de nuestro grito.
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El objeto y su idea se dejan arrastrar por el viento y más tarde se tumban en las playas del lenguaje.
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Todo viene y va, está quieto en su cambio. Aprendamos la lección de arena: todo es tránsito, nada cambia, sólo se transforma en superficie. ¿Por qué decir entonces decadencia?
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El océano nos arroja eternamente en el vacío de los nombres para decirnos una sola vez.
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(Óscar Curieses, Dentro, Bartleby Editores, 2010)
2 comentarios:
Exquisita poética de lo inasible y lo impronunciable.
Te linkeo en mi blog.
Saludos...
Totalmente de acuerdo, Jorge.
Muchas gracias por linkearme.
Saludos!
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