GSÚS BONILLA
COMO UN DIOS
puedes usar el corazón de precipicio
y de latidos
las ganas de saltar;
en ocasiones
un traje de cemento
es lo más ligero para llevar de equipaje,
claro que, aunque todo esté perdido
siempre queda ropa impoluta
y sin arrugas
que al menos servirá en la mortaja
sin embargo, siempre fui... o
mejor dicho, yo soy más
de levantarme en las caídas
y resucitar
en los terceros días.
(Gsús Bonilla, Ovejas esquiladas, que temblaban de frío, Madrid, Bartleby Editores, 2010)
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