MARI CRUZ AGÜERA
Tanto poeta grita con sus versos,
canta sobre el papel,
respira tinta
y dibuja en el viento la palabra…
Pero mi voz,
mi voz es hilo frágil
que pende de un silencio.
POEMIÉRCOLES DE CENIZO
Me levanté temprano para verte,
y sabes cómo adoro dedicar mucho tiempo
a explorar los jardines de Morfeo,
pero ansiaba decirte algunas cosas
que no tienen espera.
Me salté el desayuno y el espejo;
no te moleste pues mi desaliño:
se debió a tanta urgencia.
Trepé la verja y me enganché el vestido
–por eso voy así medio desnuda
del alma para abajo–
dejando al descubierto arañazos antiguos.
Que no te duelan
pues son de un tiempo oscuro
en que tú no eras gato de mis sueños.
Se me rompió el tacón saltando un charco
(parezco más pequeña que otros días),
y luego no arrancaban mis zapatos...
¡En fin!, que ha sido toda una odisea
llegar hasta tu vida hecha un desastre
para escuchar por voz de la portera
que te mudaste a un cuerpo más lujoso.
(Mari Cruz Agüera, El hilo frágil, Nº 12 de la Colección de poemarios María del Villar, 2007)
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