LAS HUELLAS QUE AMAMOS
El reloj de arena
tiene su osamenta de polvo
las manecillas caducando nuestros desvelos solariegos
tiene los péndulos durmientes de esa arena
que nos vigila en nuestra cama
en el arrebato del placer desnudo
el río de una vagina reposando en la pilastra celeste
de esa luna que se ahoga en el lúcido vidrio de cada mirada
en el hosco jardín que huye de nuestros dedos
en el castísimo charco donde se refleja el insomnio
ese reloj tiene tatuado el pulso de nuestras huellas
las pasajeras huéspedes del sexo
del hotel donde dejamos cada herida
a descansar en la mesa de noche
en el cigarrillo tosiendo sus letanías sobre las sabanas
en el gemido hecho pez altivo
en el fondo de ese lago que visitábamos
los bares de San Pedro que huele tu infancia
o en la sedienta botella de vino
que anocheció en nuestras venas
las huellas son eso
el canto tenue de tu nombre que reposa en cada roca
el camino deshecho por la luz después de la tormenta.
(Poema extraído de su blog http://noelimapoetaurbano.blogspot.com/ )
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