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JEANNINE ALCARAZ



EL MARIDO SE QUEDÓ EN EL BALCÓN

Ella me acompañó hasta la puerta.
Sin encender la luz del recibidor,
me empujó suavemente contra la pared.
Con delicadeza tocó mi seno.
Su mano buscó la mía,
la introdujo debajo de la blusa.
Ella no llevaba sujetador.
Pude sentir la dureza del pezón.
Se pegó contra mí.
Buscó de mi boca una respuesta.
Yo, sumida en el asombro,
no me aparté de aquel cuerpo
cálido y oferente.
No me aparté...
Aquello despertaba algo nuevo en mí.
Algo diferente y, a la vez,
terriblemente tentador.

Yo creía que sólo me gustaban los hombres.




(Poema extraído de la bitácora de poesía de Vicente Velasco Montoya Ningún lugar)

2 comentarios:

EG dijo...

EXCELENTE Joaquín!!!

cómo me gustó!!!

guillo dijo...

que poesia mas inquietante muy bien escrita da destellos de amor que no todo es tan tremendo que hay espacio en nuestras vidas para todos los amores guillo