BLUES DEL VENCIDO
Para Alfonso X. Rabanal
Estaba sentado en aquella cervecería,
solo como siempre
cuando de pronto pensó
mierda
cualquier día se me para el corazón
o revienta una vena o me atropella un auto.
A través del ventanal veía el frío de noviembre
la gente gris, apresurada y seria
y la lluvia cayéndoles encima como a salivazos.
Sacó un pitillo, lo encendió,
se arrellanó en la silla, dio un buen trago,
qué bien que no tenga porvenir,
se dijo,
qué bueno que el futuro
no exista
VALIUM 5
El
tipo le aconsejó
un
poco de introspección.
Lo
hizo - me juró - miró dentro
como
le dijo
miró
durante
días
por
todos lados
por
todos los rincones
pero
no encontró a nadie
ni
encontró nada
todo
vacío.
No
volvió, no tenía sentido
ninguna
revisión.
Mejor
seguir entonces
sin
pensar en nada
mejor
otra vez
un
bar.
(Domingo López, Llegar hasta aquí, Ed. Origami, 2014)
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