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NICK CAVE

La muerte de Bunny Munro

El músico y escritor australiano Nick Cave publica su segunda novela, veinte años después de la insólita Y el asno vio un ángel, se trata, en palabras de Brenda Otero ( "Sexo, muerte y fantasía", El País, 12- 09-2009), de "una comedia antiheroica de humor lacerante con un personaje lascivo que sueña con cantantes y modelos mientras se dirige al abismo". Por otro lado, los admiradores de Cave estamos de enhorabuena, ya que también ha dado a la luz una recopilación de sus desgarradoras y poéticas letras.

Una breve muestra de esta novela:

Bunny ve un conejito gigante envuelto en celofán instalado sobre la repisa de la chimenea, pero antes de que haya tenido tiempo de considerar la extraordinaria coincidencia, Pamela, que tiene aspecto de haberse visto forzada a tomar una decisión ingrata y funesta, se hunde en el sofá y dice:
—Sigue hablando sobre la crema de manos.
—Bien, Pamela, esta poderosa crema hidratante anti-edad suaviza la piel y exfolia células superficiales para lograr un aspecto...
Pamela se mete una mano bajo la falda y con un sutil contoneo de las caderas se desprende de las bragas. Son tan blancas e inmaculadas como un copo de nieve.
—... más terso y juvenil. Su fórmula incorpora una fragancia relajante...
Pamela se arremanga la falda y abre las piernas.
—... que suscita una sensación de... confort y... sosiego —dice
Bunny adivinando una esculpida trama de negra pelusa suspendida sobre la raja como una bandera pirata o algo así. Cierra por un segundo los ojos, se imagina la vagina de Avril Lavigne y las lágrimas empiezan a resbalar por sus mejillas.
—¿Estás bien? —pregunta Pamela.
—Ha sido un día muy duro —responde Bunny secándose la cara con el dorso de la mano.
—Tengo un presentimiento contigo —dice no sin cierta ternura.
—Ya… —dice Bunny.
—Creo que las cosas van a empeorar notablemente.
—Lo sé —replica Bunny con una lucidez repentina y mareante—.
Y eso me asusta.
Pamela adelanta las caderas.
—¿Te gustan los coños, Bunny?
Suena un ligero chasquido cuando el labio inferior de Bunny se derrumba. Sus años protagonizan una espectacular fuga cinematográfica.
—Sí, me gustan —contesta.
—¿Cuánto?
—Los adoro —nota cómo se evapora una tremenda carga psíquica mientras su vida se escabulle hacia el pasado.
—¿Cuánto los adoras?
—Más que nada en el mundo, más que a la propia vida.
Pamela recoloca sus caderas.
—¿Adoras mi coño? —pregunta deslizando un dedo parabólico en el interior de su vagina.
—Sí, me encanta, me entusiasma —dice Bunny con un hilo de voz—. Lo veneraré por los siglos de los siglos.
Pamela lo reprende suavemente.
—No me mentirías, ¿verdad, Bunny? —dice mientras su mano
izquierda describe círculos en el aire como una estrella de mar
rosa y amputada.
—Jamás, es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Lo juro por lo más sagrado.
Pamela extrae su dedo reluciente para hacerle una señal a Bunny.
—Pues ven y píllalo —dice con voz cavernosa.
Bunny resbala de su butaca, cae de hinojos y gatea con la torpeza
de un neonato sobre la moqueta raída del adosado: un tubo de
crema en el puño, un puto cohete en los calzoncillos y una estela
de lágrimas derramadas a su espalda.

[Nick Cave. La muerte de Bunny Munro.Traducción de Miguel Izquierdo. Global Rhythm. Barcelona, 2009.]

Una de las cantantes objeto de las fantasías sexuales de Bunny es Kylie Minogue. Aquí la vemos junto a Nick Cave en una magnífica canción de Murder Ballads:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo el vídeo. Bellísima la Minogue. bellísima la nueva portdad del blog. Tiene cierto toke siniestro.

Insólitos. Caminando por el lado salvaje de la literatura. dijo...

Bellísimo comentario. Gracias