DE RODILLAS, DELANTE DE MI CAMA...
De niña, tenía una cruz dorada clavada
en la carne; ahora, mis oraciones salpicadas
de culpa se reflejan en un rosario con cuentas
de lágrimas. Conciencia sin limpiar. Pedazos
ásperos que murmuro para mis adentros,
pecados de mi insignificante existencia.
Antes había terror: debajo de la cama estaba Dios.
Pero Dios no está. Ya no hay ni bondades ni castigos.
Tampoco creo en los poetas, ni en los políticos,
ni en las putas promesas de amor eternas
ni tampoco en los hombres ni en las mujeres.
de culpa se reflejan en un rosario con cuentas
de lágrimas. Conciencia sin limpiar. Pedazos
ásperos que murmuro para mis adentros,
pecados de mi insignificante existencia.
Antes había terror: debajo de la cama estaba Dios.
Pero Dios no está. Ya no hay ni bondades ni castigos.
Tampoco creo en los poetas, ni en los políticos,
ni en las putas promesas de amor eternas
ni tampoco en los hombres ni en las mujeres.
Mis plegarias, cantos de desilusión en la noche
cómplice de mis bajones, asoman en estas manos
la gran evidencia. Sólo creo en mí misma.
cómplice de mis bajones, asoman en estas manos
la gran evidencia. Sólo creo en mí misma.
Porque es lo único que me queda.
(Ana Patricia Moya, Bocaditos de Realidad, segunda edición, Groenlandia, 2010)
2 comentarios:
Y yo detrás como una estatua...
un abrazo
Kebran
El gran Kebran detrás, vigilante y expectante.
Un abrazo, bro.
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