Tú, lejana claridad,
que oscureces con el roce de los días,
devuélveme la caída aquella,
desde la altura
del agua y la piedra.
Haz sonar el arpa muda y arraigada
que creció conmigo descuidadamente.
Y ahora no sé dónde la luz,
dónde la música y los lejanos días
aquellos,
antes del roce y la caída.
(Poema extraído de su blog El aire vulnerado)
No hay comentarios:
Publicar un comentario