Queda la luz varada en la mañana.
a liberar secretos de la noche
y desatar estrellas.
Te llamo
por comprobar si el sueño fue más que una promesa.
Sólo veo el vacío de las sábanas,
oquedad de palomas asustadas.
Extenuado, respiro tu perfume de ausencia
y comienzo a vivir
otro día sin nombre.
(Miguel Ángel Yusta, El camino de tu nombre, Quadrivium, 2011)
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