Antonio Soto y Joaquín Piqueras. |
LA CITÉ UNA TARDE LLUVIOSA
La cité una tarde lluviosa de otoño
en una cafetería con escasa luz
y poca gente.
Y me ofreció su lengua
con sabor a café y a tabaco.
Luego, bajo la lluvia,
me la llevé a una pensión de mala muerte,
y allí perdimos la noción del tiempo.
Poco importaba entonces
que cayera el mundo
o que aquella vieja cama
se hundiera en el infierno.
Sería más tarde
cuando se encendió la luz
en nuestros cerebros
huyendo como ladrones bajo la noche.
(Antonio Soto, Lolitas, Espartaria, 1999)
1 comentario:
Este poema me ha gustado mucho, el final sorprende por oscuro, por real.
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