MANUEL GARCÍA PÉREZ
La ardiente zarza se fundió con la niebla
cuando escribiste -el dolor no tiene raíces-.
Y las aves enmudecieron.
Y de la profundidad del pozo, de la hendidura,
emergió el verbo:
Lejos de sus huesos, han de enterrar cada cuerpo.
(Manuel García Pérez, Luz de los escombros, Editorial Germanía, 2013)
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