Decir, con todo el barro de la vida,
el verbo ese de tu nombre encendido
en la cocina entre ollas y sartenes,
cuando muestras –tan sexy– tu habilidad
con el manejo de los utensilios
del morbo, mientras de cuerpo presente,
cadáver resucitado, te contemplo.
el verbo ese de tu nombre encendido
en la cocina entre ollas y sartenes,
cuando muestras –tan sexy– tu habilidad
con el manejo de los utensilios
del morbo, mientras de cuerpo presente,
cadáver resucitado, te contemplo.
Y escribirlo después sin preocuparse
de andar contando sílabas.
de andar contando sílabas.
Y –¡zas!– borracho de cervezas pasar
la tarde de Otero contando huesos
de aceituna cual casquillos de bala.
la tarde de Otero contando huesos
de aceituna cual casquillos de bala.
(Tonino Albalatto, Con todo el barro de la vida, raspabook, 2014)
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