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EUGENIO MONTEJO

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NOCHE EN LA NOCHE
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Noche en la noche. Me alumbra ya a deshora
el nihilismo de esta lámpara.
Rompe allá fuera el hosco mar de Patanemo
en densos choques de solitaria espuma.
.
Mis amigos salieron por un instante al pueblo
pero ya es tarde y no regresan.
Ángel quedó a traer más whisky,
Carlos fue por cigarros, fósforos, vituallas
y Teófilo a buscar pan y periódicos.
Yo me quedé con el carbón del fuego
y el nihilismo de esta lámpara.
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Las barcazas atadas en el muelle
entrechocan sus sombras en el agua.
Ya va durando décadas la noche
y mis amigos tardan demasiado...
No hay quien me diga ahora dónde se hallan,
sólo se oye un fragor de mar y viento.
Iban por un instante y no aparecen,
nadie sabe por qué tardan y tardan.
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(Eugenio Montejo, Revista GUARAGUAO. año 3, nº 9, 1999, pág. 107)

2 comentarios:

J.K. dijo...

Inquietante poema! Gracias por compartirlo.

FRANK RUFFINO dijo...

Poeta amigo:

Me atrae mucho la poesía de Montejo. Ésta es una bonita pieza donde el poeta manifiesta lo cotidiano, casi como un día encerrado en una fotografía.

En la "E" de tu antología te recomiendo (para cuando tengas tiempo y ganas) incluir a la poetisa costarricense Eunicie Odio. Ella escribió "Tránsito de fuego". Es grande de nuestras letras poéticas y una poetisa maldita (de las pocas mujeres que pueden calificarse así en la poesía, más si existió hace tantos años. Hasta su muerte fue bizarra: la encontraron en su bañera muerta con diez días de fallecida. Eso habla de su genio y soledad. Y era tremendamente bella como la otra tica en narrativa: Yolanda Oreamuno, más guapa, incluso, que María Félix (las dos beldades ticas se autoexiliaron en México). Las costarricenses son muy bellas, lo digo por experiencia propia. Nunca me he casado porque soy ateo, mas tengo con tres damas de aquí igual número de hijos varones; también un bello nieto. Abuelo con 44 años).

También otro "monstruo" costarricense fue Max Jiménez Huete. Casualmente ahorita le ponía este comentario al colega y tocayo Francisco Cenamor en su excelente Blog-Revista Asamblea de Palabras:

Mísero existir el del vate andino. Aquí existió un gran artista: poeta, pintor, escultor, escritor... se llamaba Max Jiménez Huete (murió, casualmente, de la misma edad que el poeta peruano). Su familia era archimillonaria en aquellos tiempos, cultivadores de grandes extensiones de café en la Meseta Central del país. Pues bien, este genio de Max hizo migas con el otro genio, César. Viendo el primero la precaria existencia que llevaba Vallejo, le cedió por varios años su apartamento en la Ciudad Luz. Esta magnífica pieza tenía un techo de vidrio diáfano. Cuentan que cuando Max retomó su inmueble no se podía apreciar siquiera la luz del sol. Gran poeta César Vallejo, pero muy cochinote (igual me hubiera pasado: los hombres, en su mayoría, no somos muy afectos a los oficios domésticos ni al orden en este sentido).

Mi extinto amigo, el poeta Jorge Charpentier igual: grande entre los grandes!


Abrazos,
Frank.