MACABRO EPIDÉRMICO
Indecoroso es aquel que aborrece
La apariencia de su envoltura carnal,
El tejido fugaz cosido sobre el hueso,
La vestidura del esqueleto,
El ropaje ni vellón ni pelo,
La capa del mal y la desesperación,
El velo largamente violado
Por las caricias de la mano y del ojo.
Sin embargo, tal es mi indignidad:
Odio mi vestido epidérmico,
La salvaje obscenidad de la sangre,
Los andrajos de mi anatomía,
Y voluntariamente haría caso omiso
De los falsos atavíos del sentido,
Para dormir impúdicamente, como el más
Encarnado y carnal espectro.
(Theodore Roethke, Poemas, Buenos Aires, Editorial Fraterna, 1979)
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