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BELÉN REYES

 


SOY  UNA  MUJER 

ni más ni menos
sin un hijo fuera
sin un hijo dentro.

Soy lo que leéis…
Este puto verso

Un bastón de tinta donde apoyo el miedo. 

(Ponerle un bozal al corazón, Celya Editorial, 2002) 




EPITAFIO 

A buena hora 
me echáis flores. 

(Ser mayor es un timo, Celya Editorial, 2010) 




HAY GENTE QUE NOS HACE EL AMOR POR DETRÁS 

Que no da la cara.
No quieren pagar impuestos
—no declaran—
Sólo invierten en su ego.
Y de vez en cuando llaman,
(limpian el polvo que echaron)
—¿Qué tal estás, cómo andas?.

Si te intuyen un temblor,
Un te quiero, una mirada,
Rápidamente se escapan.
Hay gente que hace el amor
Con la pared de su casa. 

(Atrévete a olvidarme, Ediciones Torremozas, 2014) 




PUEDO ESCRIBIR LO QUE ME DA LA GANA 

Puedo escribir lo que me da la gana
Inventarme vivir,
desenredar nostalgias.
Hacer caligrafía,
corregirme las faltas,
escribir por ejemplo:
—mi mamá no me ama—.
Y la M de mierda
y la P de putada.

Puedo escribir lo que me da la gana.

Engañaros a todos
con un verso de nata.
Daros merengue, daros
pringosa la esperanza.

La vida es un burdel
donde todo se paga.
Una náusea de siglos
late en nuestra mirada.

Puedo escribir lo que me da la gana.

Desatar con un verso
un nudo en mi garganta.
Decir:  —hoy estoy seria,
escéptica, colgada,
tirada en el arcén
de una historia inventada.
Puedo escribir: —te quiero—
y quedarme tan ancha.

Puedo escribir: —no importa,
me da igual que te vayas
me da igual que el dolor
que la muerte, las casas,
me da igual una rueda
frenando en una espalda,
me da igual que los años,
que no me importe nada,
porque puedo escribir lo que me da la gana. 

(Desnatada, Celya Editorial, 2005) 




DEBERÍA EXISTIR ALGÚN SEGURO 

Debería existir algún seguro
igual que los de vida, o los del coche,
a los de a todo riesgo.

Debería haber:
seguro de que me llama,
seguro de que siente,
seguro de que me ama,
seguro de que vuelve.

(...¿Sería un poco raro asegurar
sus manos en mi pecho,
sus ojos en mis ojos,
su voz en mi silencio...?)

Si Dios es Abogado
¡y el mejor!

Si tiene miles de oficinas en el cielo,
no sé cómo no se pone
y cualquier día
se lía a hacer seguros.
¡Fuera el miedo!

El miedo a un siniestro total
si nos chocamos,
el miedo a que se queme nuestro pecho,
el miedo a que nos roben la esperanza,
el miedo a tener miedo.
El miedo a una riada de tristeza,
el miedo a que se muera un sentimiento,
el miedo a que te den un golpe bajo,
el miedo a que te timen con un beso.
(...¿Sería un poco raro asegurar
una muerte digna,
un manantial de amor,
una galería de recuerdos...?)

Debería existir algún seguro
que cubriera todos estos riesgos. 

(Desnatada, Celya Editorial, 2005)


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